lunes, 16 de septiembre de 2013

Juego con el hilo, intrucciones





















¡Xié, xié Nati!  Gracias a Naty tenemos las instrucciones de este juego que lleva años rondándonos y al que hemos jugado en Essaouira, Shangai, Guilin, Gijón, Oviedo...

El reino de las mujeres



- Acumular riquezas es secundario. Es más importante el bien de la familia, la solidaridad comunitaria. Los hombres entregan sus ganancias a la matriarca para que los administre (¡todos los hombres allí carecen de propiedad privada, y son felices!).
Las mujeres deciden si abren la puerta y a quién la abren por la noche, el único momento de encuentro con sus amados.
- Las relaciones afectivas pueden ser exclusivas y durar largo tiempo, o bien esporádicas y breves, siempre a decisión de la mujer, quien marca el tempo de las relaciones. Algunas de éstas pueden durar años y estar basadas en la fidelidad mutua. Cuando la atracción desaparece, la separación no causa estragos. Prima más la tolerancia que los celos.
- Las mujeres Mosuo no albergan esperanza de que ningún hombre sea su media naranja, y por ello mismo evitan decepciones derivadas de la separación afectiva.
- No existen ni el matrimonio ni la figura del padre. Sin embargo, los hombres (tíos, abuelos) colaboran en la educación infantil.
- "Estar en manos de las mujeres es estar en mejores manos", he aquí una afirmación de un hombre Mosuo. ¡Palabras sabias de un hombre humilde!
- Nadie es retenido en esa comunidad. Las jóvenes que estudian en Pekín mantienen los valores locales. Los jóvenes no se sienten tentados por la cultura patriarcal, al contrario. Defienden la matriarcal como suya, como la mejor posible.

Esto es sólo un aperitivo de las costumbres de los Mosuo. Os animo encarecidamente a leer el libro:
RICARDO COLER, El Reino de las Mujeres. El último matriarcado, Ed.Temas de Hoy (Grupo Planeta), 2007.


Ricardo Coler
Periodista y médico



Ricardo Coler



Vamos a viajar hasta Loshui, provincia de Yunnan (China). Allí, entre las montañas se encuentra la comunidad de los Mosuo, distribuida en un puñado de aldeas dedicadas básicamente a la agricultura. Una sociedad donde las mujeres están al mando. Es el "matriarcado más puro del mundo".

Hasta ese lugar se desplazó el periodista, médico y fotógrafo argentino, Ricardo Coler. Después de varios viajes y dos meses de convivencia nació el libro, "El reino de las mujeres" (Temas de Hoy). Una interesante reflexión para nuestra sociedad occidental.
Texto: Mariló Hidalgo. Fotos: Ricardo Coler.


El último matriarcado


Empezó esta búsqueda hace varios años. Visitó sociedades matriarcales en India, México y Papúa Nueva Guinea, al norte de Australia. Y comprobó in situ que se había escrito mucha literatura fantástica al respecto. Después de una profunda labor de investigación, se dio cuenta de que la comunidad de los Mosuo era la que se había conservado más pura. Así que cogió una mochila, su cámara de fotos, sus cuadernos y acompañado de Lei -su intérprete chino-, puso rumbo a su objetivo. Allí, entre altas montañas, en lo alto de una cima aparece el lago Lugu: un espejo celeste de agua mansa con algunas islas en su interior.Al lado se encuentra el poblado donde va a vivir su experiencia.


-¿Por qué cogiste la mochila y te fuiste en busca del último matriarcado? ¿Qué te atrajo de esa aventura?-En realidad yo visité varios matriarcados, pero me centré en éste porque comprobé que era el más puro de todos los que conocí. Quería saber cómo funcionaban las cosas cuando las reglas eran diferentes. Así que busqué sociedades donde las mujeres no hubieran sido criadas bajo una educación machista, no hubiesen sido oprimidas por el hombre o despreciadas por la sociedad, sino que desde el principio tuvieran las mismas posibilidades que un hombre. Esta fue la razón por la que empecé a viajar a los matriarcados hasta que encontré éste: un matriarcado real.



"La matriarca vive con sus hijos e hijas, sus hermanos y su madre. No hay maridos. No existe el matrimonio"

-Afirmas que para entender la cultura matriarcal, no hay que compararla con la patriarcal, sino que se debe partir de una visión diferente de la vida que posee la mujer...-Ante todo hay que distinguir algo: lo que caracteriza a la sociedad matriarcal es que la mujer, además de ser la que tiene el poder, imprime a la sociedad una característica femenina. Que no es lo mismo que las mujeres estén en el poder, porque tenemos ejemplos de algunas que gobiernan y son más varoniles que un hombre en el ejercicio del poder. Aquí la característica principal es que hay algo en la sociedad que puede enlazarse, emparentarse con lo femenino. Y definir lo que es femenino puede ser un poco pretencioso, porque a la mujer no la definen ni el deseo de la maternidad, ni el gusto por los hombres, ni tampoco la anatomía. Una de las características más importantes que yo he notado en estas sociedades es la absoluta falta de violencia; la mujer a menudo mira sin entender a los hombres que luchan por el prestigio o por mantener su virilidad. Además cuando una mujer es poderosa lucha porque toda su familia esté bien. Yo les preguntaba qué esperaban de la vida, si querían hacerse ricas -típica pregunta de un hombre- y me miraban extrañadas. La acumulación, el tener por tener, no es algo que entre en sus cabezas. Y otro rasgo característico es la falta de competencia sangrienta. En todas las sociedades matriarcales hay un entramado social donde la solidaridad y el cuidado por el otro está más marcado que en las sociedades patriarcales.
-Una de las instituciones más arraigadas de nuestra sociedad es el matrimonio, a partir del cual luego surge la familia, algo que allí no existe. ¿Qué sentido dan a la relación?-Ellas dicen que son fieles a dos cuestiones: a la familia y al amor. Por eso la matriarca vive con sus hijos e hijas, sus hermanos y su madre. No hay maridos. Los hombres sin lazo sanguíneo directo con la matriarca pertenecen a otra casa y duermen bajo otro techo. Afirman que nadie que quiera tener una familia estable se le ocurriría ir a vivir con un miembro de otra familia, que sería el matrimonio. Según sus valores, pedirle a otra persona la convivencia con amor, sexualidad, economía, hijos, futuro, proyectos y amistad para toda la vida es una locura. Les llama la atención que nosotros insistamos tanto en ello. La familia para ellos es más importante que el matrimonio, por eso a pesar de que las mujeres eligen con quien pasar la noche y varían a menudo de pareja, ninguna regla de su sociedad les lleva a casarse y a romper con la familia de origen. Y les va mucho mejor económicamente, porque nunca dividen sus propiedades por herencia, ni por divorcio, ni por pelea entre cuñadas, ni por nada. La familia siempre se mantiene con la misma propiedad y todos trabajan para ella. Hay mucha libertad sexual, nadie lo mira mal. A todo el mundo le parece bien, hasta se enamoran; pero el amor dura lo que dura y eso marca el tiempo de esa relación. Cuando se termina, se acabó. Para ella es importante el amor pero nunca va a estar con un hombre por los hijos, por el dinero, por lo que digan los demás, por la familia, por el hogar o por la economía. Tampoco en esas sociedades existen las mujeres abandonadas o sin recursos porque ellas son las únicas que tienen la propiedad, el dinero, los hijos y la casa, que pasa de generación en generación.
"En estas sociedades hay un entramado social donde la solidaridad y
el cuidado por el otro está muy marcado"
-En el matriarcado las ancianas son muy importantes, se las considera las alma "mater" de los clanes. El concepto se acerca más a las sociedades ancestrales que a la actualidad, donde ya no se valora a los abuelos...-El tema de la vejez ellos lo resuelven bastante bien. Viven en un hogar constituido por un patio central con muchas casitas alrededor donde se disponen los dormitorios. Entonces al anciano, a la matriarca, a la abuela, la cuidan entre todos. Siempre hay mucha gente cuidando, tanto a los niños como a los mayores. En cambio en occidente un hijo de mediana edad se hace cargo de los padres y éste es un trabajo que recae sólo en él. Allí las familias son mucho más numerosas y la tarea de cuidar a los ancianos se la reparten entre todos. Es un honor y allí la voz de los mayores suena con fuerza.
-Personalmente, ¿qué te supuso el haber vivido esta experiencia?-No soy antropólogo, ni sociólogo, ni un guía turístico. Cuando voy a un lugar como éste es porque me interesa profundamente el tema y me dejo empapar por ello. No voy como quien visita un zoológico. Entrar allí es como ir cien años atrás, viven con cosas muy sencillas y en cambio no les falta de nada. Nosotros al tener más comodidades, adelantos, hemos perdido por el camino muchas cosas importantes. Allí no existe violencia y no se acepta a los violentos, es algo que avergüenza. No hay lucha por el poder, todo el mundo tiene lo que necesita y a nadie le falta de nada. Se habla mucho, en las casas, por las calles. Necesitan saber unos de otros, de sus problemas. Cuando hablaba de cosas de nuestra cultura occidental me miraban sorprendidos y se reían de nuestro concepto de familia, pareja, religión…


"Allí no existe la violencia. No hay lucha por el poder. Todo el mundo tiene lo que necesita"

-¿Y qué piensas cuando comparas lo que allí experimentaste con los valores de nuestra cultura occidental?-Uno nace hablando un determinado idioma dentro de un entorno familiar concreto y eso te condiciona. Yo no sé si me acostumbraría a vivir en un matriarcado. No está mal que una mujer me mande, pero… ¡todo el día! (risas). Por lo menos que me haga creer que mi voz también importa. Fuera de bromas, esto me ha hecho pensar que hay muchos problemas que padecemos y que pensamos que tienen que ver con la política o con la economía, y en realidad son cuestiones relacionadas con el género. La sociedad debe ser menos patriarcal y eso no tiene que ver con tener más diputadas o más mujeres en el gobierno, o con que las mujeres tengan más derechos. He estado en sociedades donde ellas tienen todos los derechos y siguen rigiéndose por valores patriarcales. Es ahí donde debería de introducirse el cambio.
-Si el futuro, como dicen, es bajo lo femenino. ¿Cómo vislumbras el camino, por encima de conceptos de género como hombre y mujer?-No hace falta irse a China para encontrar mujeres que viven solas, que tienen hijos, que ganan dinero, que le pueden dar a sus hijos su apellido, que cambian de pareja todo lo que quieren. La diferencia está en que esas mujeres lo hacen resignadas o sufriendo, y en que esa vida no es un código propio de la sociedad occidental. No sé si la civilización va rumbo a un matriarcado o a tomar algunas de sus características, pero en este momento que se habla tanto de la mujer hay que dejar de dar vueltas a sus derechos y pararnos a reflexionar. El cambio no me parece tan fácil, pero hay un dato a tener en cuenta: las mujeres en las sociedades patriarcales protestan por la opresión. Los hombres en las sociedades matriarcales no, lo pasan bárbaro. Todos defienden la sociedad matriarcal. Todos se benefician y viven bien. No tienen nuestros problemas.
"Para un hombre, sostener todo el tiempo ese lugar
asignado por el patriarcado es algo agotador"
-La mujer hace un tiempo que ha iniciado su liberación. ¿De qué crees que se tiene que liberar el hombre en este momento?-Es que ser un hombre, en el sentido de lo que estamos hablando, también cansa. Sostener todo el tiempo ese lugar asignado por el patriarcado es agotador. A mí me parece que a pesar de que es un diálogo difícil, el escuchar a la mujer es una de las cosas que más me ha cambiado. El diálogo entre un hombre y una mujer no es un diálogo sencillo, básicamente porque para un hombre no es del todo entendible. Muchas veces me he encontrado hablando con una mujer, contándome sus penurias y mientras yo le busco soluciones, ella me contesta: "yo no quiero que me des una solución, sólo quiero que me escuches". Algo que para mí es complicado. Aprendí a callarme la boca y a no decir lo que tenían que hacer, pero esto lo aprendí a "duros golpes". Sería sumamente beneficioso que nos escuchásemos mutuamente.
-¿Qué es lo que más teme el hombre de la mujer?-Lo mismo que le atrae de ella. Que una mujer puede ser capaz de cualquier cosa por amor y eso también produce temor.


"Nuestra civilización, a pesar de tener más comodidades, ha perdido en el camino muchas cosas importantes"

-¿Qué te han enseñado las mujeres?-Últimamente me han enseñado muchas cosas, entre las que destaco la necesidad de escuchar sin intentar controlar, ni atrapar, ni decir lo que se tiene que hacer. A partir de ahí es posible vivir momentos maravillosos.
-Detrás de las páginas del libro y tus reflexiones parece que vislumbramos a un Ricardo Coler que se identifica con aquello que va descubriendo. ¿Qué te une a lo femenino?-Esa es una pregunta que me hago a menudo y confieso que, aunque me genera mucha curiosidad, no consigo contestarla. Eso supongo que es lo que me hace editar una revista cultural como "Lamujerdemivida" y a escribir un libro tras otro en la misma línea. Si me pregunto por qué lo hago, te diría que no lo sé. Al principio, cuando empezamos a hablar creo que te di una respuesta muy superficial. Este tema me atrae poderosamente y sólo sé que cuando me pongo a escribir sobre ello me pasa el tiempo sin darme cuenta. Por más que pretenda escribir sobre otras cosas, siempre acabo aquí. Sinceramente, no sé por qué. §

FUENTE: REVISTA  FUSION

martes, 10 de septiembre de 2013

Fatoumata Diawara

Nací en Palestina



Emel Mathlouthi Ma Katlou Had chokri

Rumbo al sur


Esta vida es como mirar una estrella en la mañana, 
Una puesta de Sol, o las olas en el mar, 
Una brisa suave, o el rayo en una tormenta, 
Un sueño en el que bailas durante toda la eternidad. 

La arena era brillante a la luz de la mañana, 
Y el baile de las dunas, tan lejos, 
La noche se celebró con música tan dulce, fue larga, 
Y allí nos quedamos hasta el amanecer. 

Nos despertamos por la mañana en su suave llamada, 
Embriando nuestros camellos, 
El Sol se elevaba en el cielo del este, 
Así como nos lo propuso el grito del desierto. 

Llamando, Anhelando, Tirándo de tí a casa. 

Las tiendas más pequeñas crecieron a medida que se alejó, 
En la tierra, te das cuenta de cuántos días pasan, 
Los meses de paz y todos los años de guerra, 
Las vidas de amor y todas las vidas con miedos. 

Llamando, Anhelando, Tirándo de tí a casa 

Cruzamos el lecho de los ríos, todos grabados en la piedra, 
Y hasta las poderosas montañas conocidas, 
Más allá de los valles con el calor abrasador, 
Hasta que llegó el Caravansar. 

Llamando, Anhelando, Tirándo de tí a casa. 
Llamando, Anhelando, Tirándo de tí a casa. 

¿Qué es esta vida que me tira más lejos? 
¿Qué es esa casa en la cual no se puede residir? 
¿Qué es esa búsqueda que me tira hacia delante? 
Mi corazón está lleno cuando tú estás a mi lado. 

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Un juego muy especial, las uñas de gato en Brasil

En el último viaje conocí a Carme y Xavier, dos fotógrafos catalanes con los que compartimos juegos, risas, experiencias y una inquietud por conocer el nombre de este juego. 
Aqui está el fruto de su investigación.

Xié, xié Carme

 Los ingleses le llaman Cat’s Cradle. Para los japoneses es Ayatori y parece ser que en China es conocido como Catch Cradle (翻线戏). En Rusia se llama simplemente “el juego de la cadena” Algunos buscan su origen en Japón. Sin embargo este sencillo y fascinante juego está presente en todas las culturas, desde los polos hasta el ecuador. Lo cual es un misterio para los antropólogos que no aciertan a comprender como en la polinesia saben jugar al igual que en Europa. Parece ser que su origen se remonta hasta la prehistoria.  

El objetivo del juego es hacer diferentes figuras utilizando los dedos y una cuerda. Al ayatori pueden jugar dos personas, o se puede jugar también solo, cosa que no tenía ni idea. Cuando se compite, uno de los jugadores mantiene el hilo en una figura determinada y el otro hace una figura distinta. El jugador que se equivoca o no consigue la figura propuesta pierde. Juego sutil y complejo que cuenta con las ventajas de la simplicidad, de que todos lo conocemos… es barato… ayuda a desarrollar habilidades cognoscitivas… se puede jugar en cualquier sitio por ejemplo mientras se espera en la consulta del pediatra, en la estación del tren o en la parada del autobús…

 FUENTE: http://cuadernoderetazos.wordpress.com/2011/05/31/%C2%BFsabes-como-se-llama-este-juego/














lunes, 2 de septiembre de 2013

Mujeres celtas

Las mujeres celtas que vivieron 12 siglos A.de C. y muchos siglos después podían tener tierras, ganado y riqueza lo que les permitía convivir libremente con varios hombres al mismo tiempo, (Poliandría). Podían ir al frente de un ejército y aterrorizaban a los guerreros romanos por su alta estatura, cabello rojo muy largo, voces feroces y actitud belicosa. Entrevista con la Dra. Jenisey Rodríguez Cabrera realizada por la revista digital www.generosenequidad.com para la sección Mujeres Diferentes.

Matriarcado en China

El Reino de las Mujeres
Ricardo Coler
Edit. Planeta
208 paginas



Se trata de los Mosuo, una comunidad de veinticinco mil habitantes conocida como el último de los matriarcados que aún hoy se mantiene intacto. Algo así como el “paraíso del movimiento feminista”. 



El periodista y fotógrafo Ricardo Coler emprendió un largo viaje para conocer cómo es la vida de estos hombres y mujeres que se relacionan bajo sus propias reglas y de acuerdo a sus particulares necesidades. “El reino de las mujeres. El último matriarcado” es el resultado de esa apasionante travesía. 



“Aquí, sobre el tablero, las piezas están colocadas de otra manera. Hombres y mujeres se ubican en posiciones distintas de las que estamos habituados. Ellas tienen todas y cada una de las prerrogativas mientras que ellos carecen de la más mínima. Es una variante del juego, un guión diferente para el drama-comedia-tragedia de los sexos”. Con esta reflexión, Coler da comienzo al juego que supone embarcarse en las páginas de este libro para vivir, a través de su relato, la experiencia de conocer a los Mosuo y aprender de qué hablamos cuando hablamos de matriarcado. 



Una cuestión de actitud



¿Qué es un matriarcado? ¿Es lo opuesto a un patriarcado? Coler responde que no exactamente. Es que, según explica, para definir a una comunidad como matriarcado es necesario que ésta se caracterice por la matrilinealidad (hace referencia a la transmisión del apellido) y la matrilocalidad (remite al lugar de residencia de los hijos), “pero para decir que una sociedad es matriarcal, para afirmar que es una comunidad con mujeres al mando, no basta con conocer las leyes que la rigen, ni las historias que sustentan sus tradiciones, ni la identidad de quien maneja la economía familiar. El matriarcado no es una cuestión de reglas que mejoran el lugar y el derecho de la mujer. El matriarcado es una simple cuestión de actitud; lo demás son referencias bibliográficas”.



Unas líneas más abajo, Coler arriesga un tanto más: “Cuando la sociedad es realmente una sociedad patriarcal se siente el peso de la jerarquía femenina en la vida cotidiana”. 



La figura de la matriarca, jefa de familia, es imprescindible para que una comunidad sea considerada matriarcal. Pero también lo es la figura del jefe de aldea, que es siempre un hombre. “A cargo de las familias están las mujeres, a cargo de la economía están las mujeres, a cargo de la casa están las mujeres pero de la aldea es responsable un varón. No hay mucho para hacer, pero cuando se trata de decisiones que implican a toda la comunidad, ellas mismas nos prefieren”, explica el jefe de la aldea de los Mosuo.

Los Mosuo –hombres y mujeres- se sienten orgullosos de su forma de vida. Alatashi, un miembro de la comunidad, lo explica así: “Que las mujeres estén a cargo es parte de nuestra cultura, algo que nos diferencia. Lo mismo ocurre con nuestra manera axia de matrimonio, el matrimonio andante. Es un estilo que mantenemos desde que existen los Mosuo y debemos ser respetados por ello”. 


Matrimonio andante



En los matriarcados el matrimonio no existe, o sí, pero distinto al que nosotros conocemos. “Axia”. Así es como se denomina lo que allí se conoce como matrimonio andante, una relación amorosa que se caracteriza por la no convivencia y el no compromiso. Cada uno vive en su casa, con su familia, o sea, las personas que llevan su propia sangre. Por la noche, el hombre visita a la mujer con la que haya acordado un encuentro. Al día siguiente, la mujer puede volver a elegirlo o bien puede optar por buscar nueva compañía. 



No es casual que para las mujeres Mosuo encontrar el amor no sea algo tan significativo. Están acostumbradas a ser independientes, a no necesitar a los hombres para sentirse bien y para vivir una buena vida. Eso las hace fuertes. Y ellas lo saben. 



“Los Mosuo no tienen la menor intención de hacer coincidir en la misma persona afecto, familia y hogar. La familia, para que perdure, nunca debe estar basada en una pareja. Entienden que eso vuelve al grupo altamente inestable”, explica Coler. 



El reino de las mujeres. El último matriarcado” es un libro imprescindible para estos tiempos de cambios. Nos invita a reflexionar acerca de nuestro propio estilo de vida y nos brinda fundamentos para creer que, en este mundo globalizado, ser diferente sigue siendo posible. 



Este es el primer libro del médico, fotógrafo y periodista Ricardo Coler, fundador y director de la revista culturalLamujerdemivida. Sus textos y fotografías sobre sus experiencias con sociedades matriarcales, poliándricas y poligámicas han sido publicados en medios nacionales y extranjeros. 






El reino de las mujeres


Los mosuo, una pequeña minoría del suroeste de China, presumen de unos hábitos sexuales insólitos. Es una de las pocas sociedades matriarcales que quedan en el mundo y por tradición prescinden de un contrato formal de matrimonio, basando sus relaciones en el amor libre y la satisfacción sexual. Pero, ¿podrán perdurar la libertad sexual y el poder de las mujeres mosuo mientras la sociedad china moderna se apodera lentamente de su territorio ancestral? Seguiremos a Bima, una joven mosuo, para conocer su realidad y los peligros que amenazan al modo de vida que heredó.


Ana Alcaide