Director Bettina Oberli
Guionista Sabine Pochhammer
Bettina Oberli
Productor Alfi Sinniger
Música Luk Zimmermann
Fotografía Stéphane Kuthy
Montaje Michael Schaerer
"Las chicas de la lencería", la gran apuesta internacional del cine suizo
Una mujer octogenaria decide cumplir su sueño de ser modista en "Las chicas de la lencería", cinta dirigida por Bettina Oberli y protagonizada por Stephanie Glaser que representó a Suiza en la carrera al Óscar y que se ha convertido en uno de las pocos títulos de su país que traspasa fronteras.
Esta comedia de 2006, que ahora llega a las salas españolas, se sustenta en el contraste entre la pasión de las cuatro ancianas protagonistas, que montan una moderna tienda de ropa interior femenina, y la incomprensión conservadora de la pequeña villa en la que viven.
Son "personajes testarudos que nunca se rinden, hechos de madera robusta y que tienen otro tipo de libertad que sus hijos treintañeros, ya que ya no existen responsabilidades para ellas", explica la joven directora de esta cinta, Bettina Oberli, quien se confiesa exhausta ante la vitalidad que Stephanie Glaser, de 88 años de edad, muestra en la gira promocional de la cinta, un periplo que les ha llevado hasta Japón. Glaser, que brilló en la televisión de su país en los años 70, se convierte ahora en un reclamo directo para el exiguo público del cine suizo y ya cuenta con otras dos películas en cartera, lo que le está permitiendo vivir "una segunda oportunidad" en este medio.
El retiro dorado de Martha, su personaje, es esa lencería que levanta la polémica entre sus vecinos, el de la actriz es el de "seguir sobre el escenario tanto como sea posible", confiesa Glaser tras prestarse de forma solícita a una "tonta sesión de fotos" con atrevida ropa interior de por medio.
"El problema del cine suizo es que no suscita un interés. Al menos en España genera polémica", reflexiona la directora, quien presentó en 2004 su primera película, "Im Nodwind", en el Festival de Cine de San Sebastián. "Nuestro cine no puede transcender fuera de las fronteras suizas porque no se invierte dinero en él, lo cual resulta paradójico teniendo en cuenta que hablamos de uno de los países más ricos del mundo", defiende Oberli.
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