miércoles, 16 de mayo de 2012

Nawal el Saadawi

HÉROE DE LAS LETRAS: NAWAL EL SAADAWI por Geeta Malik
Nawal El Saadawi nació en una pequeña villa de Egipto y nunca aceptó autoridad alguna sin cuestionamiento. A la tierna edad de diez años, cuando iba a ser casada con un hombre que le doblaba la edad, El Saadawi accidentalmente derramó té caliente sobre él, escapando por tanto de un destino que no había escogido. Y así comenzó el legado de sus escritos políticos y su rechazo a la sumisión de un sistema con el que no concordaba. Nawal El Saadawi dejó su villa de Kafr Tahla para asistir a la Universida de El Cairo y en 1955, se graduó con un título en siquiatría. Empezó a practicar la siquiatría y eventualmente se convirtió en la Directora de Salud Pública de Egipto. También editó una revista llamada ¨Salud¨, la cual se enfocaba en medicina preventiva. El Saadawi también compartió su tiempo y energía escribiendo sobre temas que afrontaba la mujer, especialmente en la cultura árabe. Sus escritos la llevaron eventualmente a ser apartada del cargo de Directora y al cierre de su revista. Sin embargo, en vez de ceder ante la presión para silenciarla, El Saadawi continuó escribiendo. Después de publicar numerosas piezas, tanto ficticias como no ficticias, incluyendo su trabajo más famoso, The Hidden Face of Eve, 1970 (El Rostro Escondido de Eva, 1970), El Saadawi descubrió que era muy difícil encontrar un trabajo estable y acorde con su preparación. Sus escritos y opiniones habían asustado a aquellos en el poder. En efecto, sus ideas sobre la igualdad de la mujer y sus críticas políticas abiertas fueron consideradas como tal amenaza al régimen opresivo por lo que fue encarcelada en el año de 1980 . Nuevamente, las barras de la prisión no pudieron detenerla de su activismo. En 1981, El Saadawi formó la Asociación Solidaria de Mujeres Árabes y continuó escribiendo en cuanto pudiera encontrar en prisión, incluso papel higiénico. En la ocasión de su liberación en 1983, sus escritos fueron publicados en memorias desde la prisión de mujeres. Nawal El Saadawi nunca comprometió sus creencias sólo por vivir en comfort. Ella comenta: ¨Cuando salí de prisión habían dos rutas que pude haber tomado. Pude haber sido uno de esos esclavos de la institución gobernante, y por lo tanto adquirir seguridad, prosperidad... o pude haber continuado en el difícil sendero, aquel que me llevo a prisión... El peligro ha sido parte de mi vida desde que tomé una pluma y empecé a escribir.¨ A pesar de las amenazas de muerte por parte de los fundamentalistas, El Saadawi continúa adoptando su postura feminista y viaja alrededor del mundo enseñando acerca de su vida, sus escritos y la necesidad de luchar por el cambio. Ella ha enseñado en la Universidad de Duke, en la Universidad del Estado de Washington y en la Universidad Atlántica de la Florida. Ella continúa escribiendo. Escrito por Geeta Malik UNA REVOLUCIONARIA Escritora, psiquiatra y, sobre todo, inconformista, Nawal al Saadawi es una feminista y conocida disidente política del mundo árabe que nunca aceptó autoridad alguna sin cuestionamiento. Tachada de blasfema por amplios sectores, considera que la religión es producto de la política. Sus libros y escritos la han llevado a la cárcel y al exilio y a pesar de las amenazas de muerte, continúa en la batalla de mostrar la necesidad de luchar por el cambio. A pesar de las consecuencias que le ha acarreado decir lo que piensa dice que prefiere morir antes de no poder expresar su opinión. Nació el 27 de octubre de 1931, en la aldea de Kafr Tahla, y fue la mayor de nueve hermanos. Su padre, licenciado por la Universidad de al-Azhar, la más prestigiosa en la enseñanza de las Ciencias Islámicas y funcionario del Ministerio de Educación, luchó en la revolución de 1919 y como resultado de ello fue desterrado a un pequeño pueblo en el Delta del Nilo y castigado por el Gobierno durante diez años. Su madre provenía de una familia de la clase alta egipcia. Ingresó en la Facultad de Medicina de El Cairo en 1949 y finalizó sus estudios de psiquiatría en 1955, trabajando en la universidad y en el Centro de Salud Rural de Tahla, donde pudo observar las dificultades y desigualdades con que se enfrentaban las mujeres rurales. Más tarde estudió en la Universidad de Columbia, Nueva York, y obtuvo una maestría en Salud Pública en 1966. Se convirtió en la Directora de Salud Pública de Egipto y fue despedida en 1972 a causa de su libro “Women and Sex”, publicado en árabe en 1969 y prohibido por las autoridades políticas y religiosas, en el que abordaba el tabú de la sexualidad de la mujer musulmana y se manifestaba en contra de la mutilación genital femenina. Igual suerte corrió como directora de la revista Salud fundada por ella y que fue cerrada en 1973. Desde entonces, sus libros y novelas, la mayoría centrados en temas sobre la sexualidad de las mujeres árabes y musulmanas, en el contexto de una autoridad y tradición religiosas represivas, la convirtieron en blanco del régimen egipcio y de las autoridades religiosas islámicas. Criticó abiertamente el sistema patriarcal y abordó otros temas tabú como el aborto, el abuso de menores, y las diversas formas de opresión a la mujer. Denunció el patriarcado de las religiones y argumentó la teoría de que Egipto en la antigüedad era originalmente un matriarcado. Se ha casado tres veces. La primera con un estudiante de medicina pero el matrimonio fue corto, y largo el camino para conseguir el divorcio, debido a las normas restrictivas de la mujer en el Islam. Su segundo marido no aceptaba que ella escribiera, por lo que el matrimonio también terminó en divorcio. En 1964 Nawal se casó con su actual marido Sherif Hetata, médico y novelista, que ha traducido varios de los libros de su esposa al inglés. De 1973 a 1978 trabajó en el Instituto de Literatura y Ciencia. También fue investigadora en la Facultad de Medicina del Cairo y trabajó para las Naciones Unidas. En septiembre de 1981 fue encarcelada. Sus ideas sobre la igualdad de la mujer y sus críticas políticas abiertas fueron consideradas como una amenaza al régimen opresivo. Fue liberada a finales de noviembre de 1981, dos meses después del asesinato de Sadat. En la cárcel escribió su libro “Memorias de la mujer en la prisión”, en un rollo de papel higiénico y con un lápiz de cejas que alguien le pasó de contrabando del pabellón de las prostitutas. Sobre su estancia en prisión cuenta: ¨Cuando salí de prisión habían dos rutas que pude haber tomado. Pude haber sido uno de esos esclavos de la institución gobernante, y por lo tanto adquirir seguridad, prosperidad… o pude haber continuado en el difícil sendero, aquel que me llevo a prisión… El peligro ha sido parte de mi vida desde que tomé una pluma y empecé a escribir.¨ En 1982, fundó la Asociación para la solidaridad con la mujer árabe, la primera organización legal feminista independiente, dedicada a la promoción de la participación activa de la mujer en la sociedad árabe. Esta organización se opuso a la Primera Guerra del Golfo en 1991 y fue prohibida por las autoridades egipcias, al igual que su publicación, la revista Noon de la que era directora. Los fondos de esta Asociación, una vez cerrada, fueron traspasados a otra denominada “Mujeres en el Islam”. De 1988 a 1993 su nombre figuró en las lista de amenazadas de muerte emitida por varias organizaciones fundamentalistas, por lo que se exilió con su marido en los Estados Unidos, y regresó a Egipto en 1996. Nawal El Saadawi Es Doctora Honoris Causa por tres Universidades y ha recibido varios premios literarios nacionales e internacionales. Sus obras han sido traducidas a varios idiomas y algunas forman parte del programa de estudios de varias facultades. En diciembre de 2004 se presentó como candidata presidencial en Egipto, aún sabiendo que nunca se le daría la oportunidad de acceder al gobierno. Cree que la religión es producto de la política y no entiende cómo algunos “se matan por ello”. “¿Quién de vosotros ha elegido su religión?, la hemos heredado”, le espetó a un auditorio heterogéneo pero atónito por igual ante su dialéctica. Para ella, “seguir adorando el Corán es un peligro. “Hay que adaptar el texto a la realidad, no la realidad al texto”. Afirma que decir “soy palestino, soy musulmán o soy judío” es caer en el comercio religioso y anima a que en el futuro todos creamos en la justicia. Después de estudiar el Corán, el Evangelio y la Torá tiene claro que hay muchas similitudes en cuanto a la opresión de la mujer y el racismo porque “los otros que no creen en lo que yo creo son unos apóstatas”. Con 80 años, se sintió feliz cuando estalló la revolución egipcia, en la que participó de forma activa acudiendo a la calle todos los días. Confiesa haber soñado con ella durante mucho tiempo. “Las mujeres participamos en todo lo que sucede. El régimen nos quitó muchos derechos después de la última revolución en Egipto. Ahora somos muy prudentes. No dejaremos que eso vuelva a suceder. Y voy a decir lo mismo a las mujeres tunecinas. Que sean conscientes de los peligros y no se den por vencidas” “Todo en nuestro país está en manos del estado…por leyes conocidas u ocultas, por la tradición o por el miedo establecido y enraizado en la autoridad gobernante.” “No quiero nada. No espero nada. No le temo a nada. Por lo tanto, soy libre. Durante nuestra vida, son los deseos, las esperanzas, los miedos los que nos esclavizan.” “Nada es más peligroso que la verdad en un mundo que miente” María Torres.

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