Primera reagrupación familiar en España por riesgo de ablación
Asa columpia sus nueve añitos en el parque sin saber que tiene a salvo su placer futuro, que papá la acaba de rescatar de una tortura de cuchillas a oscuras y que su nombre servirá para nombrar la historia de otras niñas sin columpio. Porque Asa es el primer caso de reagrupación familiar por riesgo de ablación, la primera vez que España autoriza la reunificación de una familia inmigrante ante la inminencia de una mutilación genital en su país de origen.
Y es que, esta vez, la vida llegó a tiempo: el padre voló a Guinea a por la niña y logró el visado para traerla un día antes de la fecha fijada para el tormento.
Ésta es la historia de I. B. y de Asa, la peripecia de un africano, hombre y musulmán, contra la violencia machista que roba a las mujeres el placer para siempre, encarnada esa guillotina atávica en la inocencia de su propia hija. Y es el desvelo de dos abogadas de la Fundación La Merced Migraciones que agitaron el mundo, de médicos y de ONG de España y de Guinea Conakry que estuvieron al quite y de funcionarios del Ministerio de Trabajo e Inmigración que hurgaron en la ley para poner un sí donde antes otros colegas de ventanilla habían puesto un no.
"Se comprueba el cumplimiento de los requisitos (...) en los artículos 52 a 56 del Real Decreto 557/2011 de 20 de abril para la tramitación de residencia temporal inicial en virtud de Reagrupación Familiar", reza el papel de la Subdelegación del Gobierno en Toledo del 14 de mayo, el folio de la salvación de Asa. Porque entre esos cuatro artículos citados está el 54, el que habla de "circunstancias excepcionales acreditadas" para la reagrupación "en virtud del principio del interés superior del menor". Sin comillas: el riesgo de una ablación.
Ese acta es el final del calvario de I. B., un guineano de ojos que hablan y manos de emigración, esas huellas dactilares que deja una vida de tajo en las huellas dactilares.
No hay comentarios:
Publicar un comentario