Ahmed Awadalla: Rebelde con causa
Activista todoterreno, a Ahmed Awadalla (Minya, 1985) ninguna causa le es ajena; ha recorrido las escuelas de Cairo dando talleres de educación sexual y salud reproductiva, trabaja con víctimas de violencia de género, participó activamente en las revueltas que terminaron con el derrocamiento de Hosni Mubarak, colabora con la plataforma de periodismo ciudadano Global Voices, aborda temas controvertidos y tabúes como la homosexualidad y la mutilación genital femenina en su blog Rebelde con Causa porque cree que el debate y la información son la mejor manera de combatir los mitos.
Como miembro de Operation Anti-Sexual Harassment, protege a las mujeres que participan en las manifestaciones contra el gobierno en la Plaza Tahrir y conciencia a la población sobre el problema del acoso sexual en Egipto. Sin embargo, todas estas causas aparentemente dispersas están conectadas por un ideal: la justicia “Sé que la justicia es algo ideal. Quizá es poco realista pensar que se puede tener justicia en este mundo, pero creo que siempre se puede luchar por conseguirla, hacer una situación mala mejor de lo que es,” afirma Ahmed
Licenciado en farmacia, Ahmed Awadalla trabajó durante una temporada para el Ministerio de Salud, pero poco después decidió unirse a la sociedad civil para, en sus palabras, sentir que estaba realmente haciendo algo. Desde entonces no ha parado de involucrarse en varias causas, de promover debates, circular ideas, informar a la población y, por medio de la acción social organizada, buscar soluciones a los muchos problemas que aquejan al Egipto post-revolucionario.
Pregunta: ¿Qué te llevó a convertirte en activista?
Ahmed Awadalla: Creo que siempre he tenido una pasión por trabajar con la comunidad y producir algún tipo de cambio. Tuvo que ver con observar lo que pasa en mi país. Crecí en un ambiente completamente apolítico en el sur de Egipto y cuando me mudé a Cairo pude ver lo difícil que era la vida para algunos egipcios y su lucha diaria. Todo esto es más obvio en Cairo, porque es una ciudad muy diversa y llena de contradicciones y esas contradicciones me hicieron abrir los ojos a las diferencias sociales y de clase. Por otra parte está mi formación en el campo de la salud. También me apasiona este tema, el cómo la salud de las personas no es tratada como un derecho. Esto me llevó a trabajar en otras áreas y en temas como el SIDA. Trabajando con personas infectadas con el virus del SIDA, escuchando las historias que contaban sobre las dificultades, el maltrato, el estigma y la discriminación que tienen que afrontar, me di cuenta de que todo ello estaba relacionado con la sexualidad y la salud sexual, de que no había nadie haciendo nada activamente en este campo, de que se necesitaba gente, un movimiento, para arrojar luz sobre este tema y mi formación y experiencia me permitían hacer algo al respecto.
P: ¿Qué significa el activismo para ti?
AA: He discutido mucho acerca del activismo, de lo que significa y es una palabra que tiene connotaciones negativas en algunos círculos en Egipto.
P: ¿Por qué?
AA: No lo sé. Probablemente porque tras la revolución, mucha gente se siente frustrada y dirige su frustración contra aquellos que piden cambios porque no ven los cambios por ningún lado. Creo que la gente está simplemente harta de los activistas, de aquellos que aparecen en los medios o tienen algún tipo de presencia pública, pero, en mi opinión, la palabra activista es muy versátil y tiene varios significados. Por ejemplo, escribir sobre algo que es tabú es un acto muy importante. Hablar con la gente, diseminar ideas es activismo. Defender y luchar por las causas en las que crees, hacer que tu voz sea oiga, y convencer a la gente de que esas causas son importantes es activismo. La combinación de todas esas cosas es lo que el activismo significa para mi.
P: En 2010, creaste el blog “Rebelde con Causa.” ¿Contra qué crees que es necesario rebelarse y cuál es tu causa?
AA: Creo que es necesario rebelarse contra el silencio. Eso por un lado. No creo que sea el primero o el único que aborda estos temas, pero quiero que esos temas (sexualidad, acoso sexual, derechos de las mujeres, homosexualidad, ablación) que normalmente se discuten en privado y sobre los que no hay debate público, reciban más atención, que se les de más importancia. Por mi experiencia, he tenido acceso a información e historias sobre las que quería escribir y a las que quería dar más publicidad. En cuanto a la causa…No creo que sea sólo una, pero al menos tengo una. Mi causa tiene que ver con los derechos humanos y el respeto a la diversidad.
P: ¿Se podría decir que tu causa es la libertad humana?
AA: (Duda) Creo que sería la justicia. Sé que la justicia es algo ideal. Quizá es poco realista pensar que se puede tener justicia en este mundo, pero creo que siempre se puede luchar por conseguirla, hacer una situación mala mejor de lo que es.
P: ¿Cómo empezaste a interesarte por los derechos de la mujer?
AA: No creo que uno tenga que ser mujer para ser consciente de la desigualdad de género. Es un problema acuciante en mis interacciones diarias con hombres y mujeres, con mi familia y a mi alrededor. Esto me llevó a ver con meridiana claridad los desequilibrios y la doble moral que rodea a los temas de género y el estatus de la mujer en la sociedad. Este tema me afecta y creo que afecta al mismo núcleo de nuestra sociedad y que más voces, incluso masculinas, deberían levantarse y hablar sobre ello.
P: Si hay un hilo conductor en tu blog, ese sería la sexualidad y los derechos de la mujer. En tu blog, abordas temas que van desde el acoso sexual y la homosexualidad a la ablación. ¿Por qué crees que es importante dar publicidad a esos temas y promover debate.
AA: Creo que temas como los derechos de la mujer o la violencia de género, porque tanto el acoso sexual como la ablación son formas de violencia de género, son muy importantes porque tienen muchas implicaciones a nivel político, social y económico. La violencia de género excluye a las mujeres, les hace sentir inseguras en público, en la calle, en su lugar de trabajo, en la esfera política, pero también en privado con la violencia doméstica y la ablación. Esto afecta la percepción que las mujeres tienen de sí mismas, su autoestima, así como su contribución a la sociedad y, por tanto, el desarrollo de la sociedad en general.
Cada vez se habla más del acoso sexual, pero aún hay temas de los que apenas se habla. Por ejemplo, la ablación. Recuerdo que le preguntaba a la gente si sabían lo extendido que estaba este problema en Egipto. Mucha gente se quedaba estupefacta. No tenían ni idea de lo extendido que estaba. Puede que esto haya cambiado en el último año. Durante la campaña presidencial, a los candidatos se les preguntó sobre su postura acerca de la ablación. Fue interesante porque puso el problema en primera plana. Pero todo esto fue el resultado de los esfuerzos que mucha gente había hecho mucho antes para darle publicidad a este tema y eso debería ser tenido en cuenta.
P: ¿Crees que hay que desenterrar esos problemas que se discuten en privado y convertirlos en temas de debate público?
AA: Sí, estos temas apenas sí se debaten públicamente y cuando se debaten hay poca comprensión y no se tratan los problemas centrales o se proponen soluciones. En algunos temas estamos en la fase en la que sería necesario un diagnóstico adecuado del problema para empezar a abordarlo. Por ejemplo, todo el mundo negaba que hubiese un problema de acoso sexual en Egipto hace unos años.
Se hablaba de ello y se rechazaba la idea de que eso pudiese estar pasando en Egipto diciendo que todo era una exageración. Gracias a la gente que llamó la atención sobre este problema y lo debatió en público, ahora estamos entrando en la fase de identificar las razones del acoso sexual y aprender a lidiar con el problema. Esto creo que es un paso muy positivo, ya que hemos pasado de la negación a la admisión del problema. Esto ha sucedido con el acoso sexual porque es más visible, pero otros problemas son menos visibles y aún necesitamos hacer más para llevarlos a la atención pública.
P: ¿Cuáles son en tu opinión los principales tabúes sexuales en Egipto?
AA: (Piensa la respuesta). No estoy seguro de cómo definir los tabúes. O lo sexual, porque ¿qué es sexual?. Creo, por ejemplo, que uno de los asuntos que más me preocupan últimamente es la violencia doméstica. Creo que a la violencia de origen sexual, como las violaciones o el acoso sexual, que se produce a manos de gente ajena, que no son parejas, maridos o miembros de la familia se le está prestando mucha atención, pero creo que la violencia de género no es únicamente sexual, sino que tiene también una dimensión física, psicológica y económica, como cuando se restringen los movimientos de la mujer y no se les permite salir de casa o trabajar y se abusa de ellas psicológicamente de forma constante. No se habla mucho de estas formas de violencia y no por ello son menos importantes, pero son menos visibles y es aún más difícil romper el silencio que las rodea. Para una mujer que sufre estas formas de violencia es difícil hablar de ello porque implica una estigmatización. Ese sería uno de los tabúes.
La homosexualidad es otro tabú. Se discute de vez en cuando, pero se debería abordar de otro modo, de una forma más racional y científica, aportando pruebas.
P: ¿También el HIV?
AA: Sí. El SIDA es uno de lo temas de lo que apenas se habla. Cuando se habla de HIV, la reacción es estupefacción, miedo o negación, como si no hubiese SIDA en Egipto. Es muy difícil conseguir que se hable sobre esto. Cuando voy a las escuelas y hablo sobre este tema, hay muchas concepciones erróneas. Siempre me he preguntado por qué el gobierno no lanza una campaña para tratar este problema, un simple video de dos minutos en la televisión tendría un gran impacto y aportaría mucha información, pero, no se quiere hacer por consideraciones políticas. El silencio que rodea al HIV estigmatiza a las personas que lo sufren por la falta de información. La gente teme lo que no conoce. No saben cómo se transmite esta enfermedad y cómo afecta la vida de las personas. La gente tiene miedo y esto crea estigmas, odio y miedo.
P: ¿Y las relaciones sexuales?
AA: Las relaciones sexuales, especialmente la sexualidad de los jóvenes, es algo que se niega en Egipto. Esto se refleja en las políticas públicas contra la educación sexual en las escuelas. Aunque ha habido iniciativas en colaboración con el gobierno, en las que he estado implicado, para tener educación sexual en las escuelas, no hay una política clara que la permita Se debe a una mentalidad que ve a los jóvenes como asexuales, como si no tuviesen sexualidad alguna, o hipersexuales, como si tuviésemos que protegerlos del sexo y la sexualidad, pero los que tenemos que hacer es admitir que la sexualidad es una parte central de nuestras vidas y que los jóvenes tienen el derecho a obtener información que les permita protegerse y tomar decisiones y ser ciudadanos completos. Pero hay negación y la gente joven es vista como asexual o hipersexual.
P: ¿Ha habido algún intento de incluir la educación sexual en los proyectos curriculares de las escuelas?
AA: Sí, por supuesto. Muchas ONGs han intentado, o bien promover la educación sexual en las escuelas, o buscar acuerdos con las escuelas y con entidades gubernamentales para dar clases de educación sexual ellas mismas. En 2007, el gobierno inició el llamado programa de salud adolescente por el cual las ONGs iban a las escuelas y hacían talleres de educación sexual. Por supuesto, el efecto era muy limitado, porque hay millones de jóvenes en las escuelas y con una iniciativa a pequeña escala sólo puedes llegar a unos pocos y, además, hay muchos jóvenes fuera del sistema educativo. Hace poco una ONG publicó un informe sobre educación sexual en el que definía el problema y apuntaba soluciones y recomendaciones sobre cómo abordarlo. Sin embargo, en nuestro contexto estos temas son considerados triviales, secundarios y carentes de importancia.
P: El acoso sexual es uno de los mayores problemas en Egipto. Se suele atribuir o bien a la frustración, a los valores de una sociedad patriarcal, o a la frustración de los jóvenes por la imposibilidad de desarrollarse. ¿Estás de acuerdo con estas causas? ¿Podrías apuntar alguna otra causa?
AA: Creo que la principal causa son los valores de la sociedad patriarcal, pero también hay factores estructurales que han contribuido a agravar el problema, como por ejemplo la marginalización de los jóvenes. Los jóvenes están excluidos de la toma de decisiones, incluso después de la revolución a la que los jóvenes contribuyeron decisivamente, podríamos decir que hicieron que ocurriera. Pese a que muchos jóvenes sacrificaron sus vidas por la revolución, todavía no se les ve como agentes, como personas capaces de tomar decisiones y contribuir a la sociedad. Además de la marginalización, hay factores económicos como el desempleo y la falta de instituciones fuertes que permitan a los jóvenes desarrollarse y crecer como personas. Así tenemos una generación de gente joven que está frustrada, enfadada y marginada.
Si a eso le sumas los valores patriarcales de la sociedad, que deberían ser abordados, pero que el sistema político nunca trata, tienes como resultado todas esas formas de violencia contra la mujer, una sociedad oprimida, que no es libre ni capaz de decidir por ella misma, una sociedad en la que el más poderoso oprime al menos poderoso. Y esto se traduce no sólo en violencia contra la mujer, sino también en discriminación contra los coptos y los refugiados, discriminación basada en los ingresos y en la clase socia y en la explotación de los más ricos y poderosos sobre aquellos que están por debajo de ellos.
Los egipcios han pasado por un período difícil con la revolución. Cuando el estado mata a gente en la calle por protestar, la violencia se convierte en algo normal y pasa a formar parte de las vidas de la gente y si el estado la condona, entonces todos creen que tienen derecho a usar la violencia. No es que esté de acuerdo con ello o que condone el uso de la violencia, pero simplemente ocurre, porque hay muchos problemas y no hay justicia y la gente se radicaliza. Hay más violencia y ese es el resultado de todas las cosas por las que los egipcios han pasado, visto, o sufrido.
P¿Sería correcto decir que la pobre o nula educación sexual está agravando el problema de acoso sexual en Egipto?
AA: Sí. La educación sexual arrastra una imagen negativa en Egipto y es por ello que muchas ONGs que trabajan en estos asuntos tienen que usar otros términos, como salud reproductiva, para poder seguir trabajando en ello. Creo que la cultura popular jugó un papel decisivo en convertir la expresión educación sexual en algo negativo, en un tabú. Hay muchas ideas equivocadas, mucha confusión en torno al significado de educación sexual.
Se trata sobre todo de dar información a la gente para que tome decisiones saludables en su vida. No se trata de enseñar a la gente a tener sexo, porque esa es la percepción que se tiene de la educación sexual, sino de enseñar cosas como planificación familiar, toma de decisiones, negociación, enfermedades de transmisión sexual, los aspectos reproductivos. Se trata, además, de ver cómo se percibe uno a sí mismo, de aprender cómo es el propio cuerpo, de conocer la propia sexualidad, qué es el género y cómo afecta las relaciones entre personas.
La educación sexual no es sólo sexo, sino información, conocimiento y actitudes. Creo que la educación sexual contribuiría a crear no sólo una sociedad más sana, porque la información es necesaria para la salud, sino también para tener una actitud más positiva con respecto a los demás, especialmente en términos de igualdad de género. Creo que la educación sexual es necesaria para mejorar. Esta es una gran oportunidad de hacer que la gente hable y aprenda sobre estos temas. Hay una gran demanda y necesidad de educación sexual en Egipto, pero nadie lo está haciendo de la forma adecuada.
P: Por un lado, las mujeres son vistas como las guardianas del honor familiar. Por otro lado, las mujeres, que son esposas, hermanas y madres, son acosadas en las calles. ¿Cómo explicas esta paradoja?
AA: Creo que son dos caras de la misma moneda. En ambos casos, las mujeres son vistas como objetos. En ambos casos, las mujeres no son agentes activos que pueden tomar decisiones por sí mismas. Si crees que el honor familiar recae en las mujeres de la familia, no crees que la mujer es libre, capaz de tomar decisiones; no crees que tenga derecho a tomar decisiones. Al mismo tiempo, aquellos que acosan a las mujeres en la calle no ven a la mujer como a un ser humano que tiene derechos, derecho a una privacidad que ha de ser respetada, derecho a su integridad corporal. Ven a las mujeres como objetos sexuales. Porque los hombres pueden acosar, acosarán y las mujeres no pueden hacer nada para evitarlo. Aunque parezca que se trata de términos contrapuestos, creo que se trata de la mentalidad que no considera a la mujer un ser humano completo.
P: Un número cada vez mayor de hombres está involucrándose en la lucha por los derechos de la mujer en Egipto. ¿Crees que la participación de los hombres en las protestas puede de algún modo dañar las reclamaciones de las mujeres?
AA: Depende de cómo se haga. Quiero decir que no creo que el mero hecho de que los hombres hablen sobre este tema y hagan algo al respecto sea en sí dañino, pero tienen que respetar el hecho de que las mujeres lideren el movimiento. Involucrar a los hombres es importante para el movimiento y en realidad todos los miembro de la sociedad deberían estar involucrados en la lucha por los derechos de la mujer, pero esta lucha ha de respetar el liderazgo femenino y siempre está el riesgo de que los hombres ocupen el lugar que corresponde a las mujeres y no queremos que esto pase. Queremos asegurarnos de que las mujeres tengan un espacio en el que puedan expresar sus opiniones y creencias libremente.
P: En los últimos meses, se han creado algunas iniciativas contra el acoso sexual, como Tahrir Bodyguards o Stop Sexual Harassment, que intentan proteger a las mujeres durante las manifestaciones en Tahrir y concienciar a la población sobre el problema del acoso sexual. ¿Crees que estas iniciativas están consiguiendo que los egipcios tomen conciencia de la magnitud del problema?
AA: Lo creo. Las primeras iniciativas contra el acoso sexual comenzaron en 2004 o 2005 y todo lo que está sucediendo ahora es el resultado de haber roto el silencio en aquel entonces. Algunas de las iniciativas se están centrando en la plaza Tahrir porque hay más actos de acoso sexual allí, especialmente durante las manifestaciones. Todos aquellos que están luchando y elevando sus voces contra este problema están contribuyendo a que se vea la aceptabilidad de la que disfruta el acoso sexual como el problema principal que no ha de ser tolerado durante más tiempo. Creo que este movimiento está creciendo y cada vez más gente declara su apoyo a estas campañas y se suma al movimiento. Cuando expresas tu opinión sobre este tema, ya estás implicándote en este tema.
P: En el segundo aniversario de la revolución, hubo 25 casos de acoso sexual, intento de violación y violación. ¿Crees que el acoso sexual está siendo usado, como muchos dicen, como un arma política para echar a las mujeres del espacio público?
AA: A aquellos que dicen que estos ataques responden a motivos políticos o están promovidos por el estado les diría que nada de eso hubiese ocurrido sin los valores patriarcales de nuestra comunidad. No se trata de que algunos matones hayan sido pagados para acosar a las mujeres sexualmente y excluirlas del espacio público, sino que refleja un problema más profundo de falta de estado de derecho y falta de respeto por la mujer como consecuencia de los valores patriarcales de nuestra sociedad. Puede que por las autoridades estén haciendo un diagnóstico incorrecto del problema o que estén aportando soluciones que, en mi opinión, no son efectivas, pero al menos la existencia del acoso sexual se ha convertido en parte del discurso oficial. Ahora los políticos dicen que hay mucho acoso sexual en la calle y que las mujeres necesitan protección, pero las soluciones que proponen no creo que sean las más apropiadas.
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