lunes, 13 de enero de 2014
Personas árbol
Introducción
La idea que dio origen a este libro surgió al observar que hay
“personas árbol”, y que yo soy una de ellas. La persona árbol
tiene un sentimiento vivo hacia cada árbol individual, y res‑
peto y empatía hacia los árboles como especie. En su infan‑
cia, puede que la persona árbol guardara tesoros en un árbol,
que tuviera en uno de ellos un santuario, o se subiera a sus
ramas para ver desde lo alto un mundo más extenso; alguien
para quien los árboles fueran lugares de juego, de desatada
imaginación y de retiro. Puede que adquiriera conocimientos
sobre los árboles en un campamento de verano o al ganar una
insignia de exploradora, o que fuera aquel niño o aquella niña
que perdía la noción del tiempo vagando por los bosques de
los alrededores o en algún rincón del jardín. La persona árbol
tuvo un encuentro con la Naturaleza durante la niñez, o lo ha
tenido siendo adulta, y como los cuadrúpedos que se retiran a
lamerse las heridas, quizá siga sanando sus heridas emociona‑
les refugiándose entre los árboles. La persona árbol entiende
por qué decidiría una mujer pasar más de dos años subida a
una vieja secuoya centenaria para impedir que la talaran. La
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