EL HILO DE ARIADNA Y EL LABERINTO
Según el mito griego, Ariadna, enamorada de Teseo, decidió ayudarlo a matar al Minotauro, monstruo con cabeza de toro que habitaba el laberinto de Creta y que cada nueve años devoraba los siete muchachos y siete doncellas atenienses que le eran enviados como tributo. Ariadna entregó a Teseo un ovillo de hilo mágico que le permitió, tras encontrar al monstruo y darle muerte, encontrar el camino de regreso y salir del laberinto.
MITO GRIEGO DE ARIADNA
En el Reino de Creta regentaba el poderoso rey Minos. Dicho rey mandó construir a un excelso arquitecto, Dédalo, el mayor y más intrincado laberinto del mundo, del cual era casi imposible encontrar la salida.
En su interior, vivía el Minotauro, monstruo con cabeza de toro y cuerpo de hombre, fruto ilegítimo de los amores de Pasifae, mujer de Minos, con un toro de Poseidón, dios de los mares. Cada luna nueva y con objeto de mantener oculto y tranquilo a la bestia, se sacrificaba a un hombre para mantener a raya el apetito voraz del monstruo.
Años después, el hijo del Rey Minos fallecía asesinado en Atenas, lo que provocaba una terrible guerra entre Atenienses y el Reino de Creta. Seguros de no poder obtener la victoria final, Atenas clamó por la paz y sólo obtuvo un severo acuerdo del rey Minos: "Os ofrezco la paz, pero con una condición: cada año, Atenas enviará siete muchachos y siete doncellas a Creta para que paguen con su vida la muerte de mi hijo". Con ello calmaría la sed de sangre del monstruo y vengaría la terrible afrenta sufrida.
Los atenienses aceptaron pero con la única condición de que si uno de aquellos jóvenes consiguiese matar al Minotauro y salir con vida del laberinto, no solo salvaría su vida y la de sus compañeros, sino la de la mismísima Atenas, que quedaría exenta de dicha condena.
Dos veces pagó Atenas el asesinato del hijo real. Pero a la tercera, bajo el amparo de la diosa Afrodita que le llevó en su regazo, Teseo, hijo único del rey ateniense se ofreció voluntariamente para salvar a su ciudad.
Padre e hijo, convinieron de que si, Teseo lograba retornar a casa vivo, enarbolaría unas velas blancas en su navío, en contrapartida de las velas negras, signos de luto, de los viajes de ida a Creta.
Bajo las maniobras de la diosa Afrodita, cuando el barco de velas negras atracaba con Teseo y el resto de jóvenes atenienses, en el puerto de Creta, una bella muchacha de cabellos rojizos, observaba embelesada desde uno de los balcones de palacio, como el amor hacía mella en su corazón de forma vertiginosa e inevitable.
Bajo las maniobras de la diosa Afrodita, cuando el barco de velas negras atracaba con Teseo y el resto de jóvenes atenienses, en el puerto de Creta, una bella muchacha de cabellos rojizos, observaba embelesada desde uno de los balcones de palacio, como el amor hacía mella en su corazón de forma vertiginosa e inevitable.
Esa mujer se llamaba Ariadna y era una de las dos hijas del Rey Minos.
Encerrados en la prisión de Creta, la noche anterior al sacrificio, burlando a los carceleros reales, Ariadna fue al encuentro de Teseo. Ambos se miraron enamorados y supieron, al momento, que sus corazones latían en mismo deseo
Enamorada, Ariadna le enseñó a Teseo, cómo evitar el martirio y lograr lo imposible: "Toma este ovillo de hilo y cuando entres en el Laberinto ata el extremo del hilo a la entrada y ve deshaciendo el ovillo poco a poco. Así tendrás una guía que te permitirá encontrar la salida". Igualmente, a escondidas de su padre, le entregó una espada mágica con la que podría matar al Minotauro.
Encerrados en la prisión de Creta, la noche anterior al sacrificio, burlando a los carceleros reales, Ariadna fue al encuentro de Teseo. Ambos se miraron enamorados y supieron, al momento, que sus corazones latían en mismo deseo
Enamorada, Ariadna le enseñó a Teseo, cómo evitar el martirio y lograr lo imposible: "Toma este ovillo de hilo y cuando entres en el Laberinto ata el extremo del hilo a la entrada y ve deshaciendo el ovillo poco a poco. Así tendrás una guía que te permitirá encontrar la salida". Igualmente, a escondidas de su padre, le entregó una espada mágica con la que podría matar al Minotauro.
Y así fue como el joven Teseo pudo evitar a la muerte, matar al terrible Minotauro y encontrar la salida del intrincando laberinto cretense, liberando a Atenas de aquella condena terrible.En secreto, Teseo embarcó con Ariadna y Fedra, la hermana de ésta, y procedieron a regresar a casa.
Una terrible tormenta les acució a mitad de camino y les obligó refugiarse en la isla de Naxos. Amainada la tormenta, a la hora de partir, Ariadna no aparecía. La buscaron y la buscaron, pero nunca apareció.
Una terrible tormenta les acució a mitad de camino y les obligó refugiarse en la isla de Naxos. Amainada la tormenta, a la hora de partir, Ariadna no aparecía. La buscaron y la buscaron, pero nunca apareció.
Con el alma rota, Teseo zarpó con Fedra, encaminándose a casa con el ánimo desconcertado.Por otra parte, el rey Egeo caminaba taciturno de un lado a otro, observando desde la atalaya de su palacio, el horizonte azul, en busca del barco de su hijo y las velas blancas que significaban su éxito en aquella terrible aventura.
La tragedia sería más amarga aún, cuando Teseo, apesadumbrado por la pena de la desaparición de Ariadna, olvidó cambiar las velas negras por las blancas de la victoria. Cuando su padre vio el barco de su hijo con el luto en su mástil, iracundo se lanzó al vacío y se arrojó para morir en el mar que hoy en día lleva su nombre, Egeo.
Cuenta la historia, por otro lado, que cuando Teseo y los demás no hacía ni media legua que habían zarpado de Naxos, la bella Ariadna despertaba de su letargo en un espeso bosque y desconcertada, observaba estupefacta, como los Dioses le habían dispuesto un sino muy diferente.
Pero eso, ya es otra historia....
Ariadna y Dionisios por Lombardo
OTRAS VERSIONES
El Mito de Ariadna
Ariadna es la hija del rey Minos y Pasifae de Creta. Su padre tenía en un laberinto al minotauro, a quien había que alimentar con gente ateniense cada nueve años.
La tercera vez que los atenienses debían pagar su tributo, Teseo, -hijo de Egeo, el rey de Atenas- se ofrece a ir y matar al minotauro. El problema era que el minotauro vivía en un laberinto del que no se podía escapar.
La hija de Minos, Ariadna vio a Teseo y se enamoró de él, por lo que decidió ayudarlo con la condición de que se casara con ella y se la llevara lejos de su temible padre.
Teseo aceptó, y así fue como Ariadna le regaló un ovillo para que una vez en el laberinto, fuera desenrrollándolo y pudiera servirle de guía al regreso e indicarle el camino de regreso.
Cuando Minos supo que Teseo había matado al minotauro montó en cólera por lo que Teseo tuvo que apresurarse en la huída en la que lo acompañó Ariadna. Pero ella nunca llegó a ver la tierra de Teseo, Atenas, pues en una escala que él hizo en la isla de Naxos, la abandonó dormida en la orilla.
Las versiones de esta traición varían mucho y se han hecho un sinnúmero de hipótesis. Se ha dicho que Teseo dejó a Ariadna en la playa porque estaba enamorado de otra mujer, también que fue por orden de los dioses, o sino que mientras ella se encontraba en la playa recuperándose de un mareo, él regresó al barco, y este sarpó impulsado por un misterioso viento.
Pero, Ariadna no se amilanó mucho y olvidó sus penas de amor con el dios Dionisio, quien se había enamorado profundamente de ella. Se casó con ella y la llevó al Olimpo. Como regalo de bodas le dio una diadema de oro que hizo Hefesto y que luego se convirtió en constelación.
Sus hijos con Dionisio fueron Toante, Estásfilo, Enopión y Pepareto.
Su muerte es objeto de varias versiones pues hay quienes dicen que Artemisa la mató, cumpliendo órdenes de Dionisio. Pero también hay quienes opinan que ella murió en la isla de Naxos, donde Teseo la había abandonado cuando ella dio a luz.
La tercera vez que los atenienses debían pagar su tributo, Teseo, -hijo de Egeo, el rey de Atenas- se ofrece a ir y matar al minotauro. El problema era que el minotauro vivía en un laberinto del que no se podía escapar.
La hija de Minos, Ariadna vio a Teseo y se enamoró de él, por lo que decidió ayudarlo con la condición de que se casara con ella y se la llevara lejos de su temible padre.
Teseo aceptó, y así fue como Ariadna le regaló un ovillo para que una vez en el laberinto, fuera desenrrollándolo y pudiera servirle de guía al regreso e indicarle el camino de regreso.
Cuando Minos supo que Teseo había matado al minotauro montó en cólera por lo que Teseo tuvo que apresurarse en la huída en la que lo acompañó Ariadna. Pero ella nunca llegó a ver la tierra de Teseo, Atenas, pues en una escala que él hizo en la isla de Naxos, la abandonó dormida en la orilla.
Las versiones de esta traición varían mucho y se han hecho un sinnúmero de hipótesis. Se ha dicho que Teseo dejó a Ariadna en la playa porque estaba enamorado de otra mujer, también que fue por orden de los dioses, o sino que mientras ella se encontraba en la playa recuperándose de un mareo, él regresó al barco, y este sarpó impulsado por un misterioso viento.
Pero, Ariadna no se amilanó mucho y olvidó sus penas de amor con el dios Dionisio, quien se había enamorado profundamente de ella. Se casó con ella y la llevó al Olimpo. Como regalo de bodas le dio una diadema de oro que hizo Hefesto y que luego se convirtió en constelación.
Sus hijos con Dionisio fueron Toante, Estásfilo, Enopión y Pepareto.
Su muerte es objeto de varias versiones pues hay quienes dicen que Artemisa la mató, cumpliendo órdenes de Dionisio. Pero también hay quienes opinan que ella murió en la isla de Naxos, donde Teseo la había abandonado cuando ella dio a luz.
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