Lanas que anudan los juegos de la infancia, donde se balanceaan las niñso y jugaban al potro, saltando calle abajo, mientras los universitarios las miraban desde las ventanas, y desd ele patio entonaban con sus cintas al viento los tunos...
Encadenémonos a la música de la inocencia, a la frecura inocente con que jugamos siendo niñas, a ese hoy que era eterno, auténtico, tan intenso...
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