
En el norte jugamos con mujeres de dos generaciones con este hilo, y logramos hacer unos cuantos dibujos. No recordamos el nombre es este juego, pero en unos minutos nuestras manos recuerdan y jugamos llevadas por la intuición.
Incluso nos dan las gracias por volver a la infancia, desde la edad adulta.
¡Qué maravilla no perder esa inocencia, esa frescura de la niñez!.


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