Antes de la caída de Granada, y tras la caída del imperio almohade, se creó en el norte del Magreb un nuevo imperio mucho menos rigorista, los benimerines o meriníes (1243-1471) que mantuvieron numerosas luchas contra los cristianos españoles (la famosa Batalla del río Salado) por mantener el control del estrecho de Gibraltar.
Tras su caída aparece la dinastía Said (1527-1659) que recogen a los numerosos emigrantes de Al Andalus (primero los del reino nazarí y posteriormente a los moriscos que se rebelan contra Felipe II en las Alpujarras y más tarde son expulsados por Felipe III).
Todas estas conexiones hacen del arte de estas dos dinastías un estilo directamente entroncado con el mundo nazarí, del que retoman formas, tipologías y decoraciones, aunque sin evolucionar en exceso, dando a su arte un marcado signo conservador.
Quizás el edificio que mejor manifieste la magnificencia de este estilo sea la madrasa de Ben Youssef (Marrakesch), creada en tiempos meriníes y reconstruida en el XVI por los sadíes
Esta construcción era una escuela coránica que con sus más de 130 celdas podía llegar a albergar a más de 900 estudiantes.
Su organización se realiza en trono a un gran patio central, al que se llega por un pasillo transversal (en forma de codo) que permite la intimidad de este centro de la comunidad con una alberca con fuentes y un oratorio en su lado corto.
Este oratorio, con su mirab en la pared frontal, tiene la típica división tripartita, con dos alcobas laterales separadas por arquerías (muy similar a la que podemos encontrar en los reales Alcázares de Sevilla). La parte central la cubre una magnífica bóveda de mocárabes en yeso como las que nos encontramos en la Alhambra.
Las celdas se organizan en los dos lados largos, con ventanas tanto hacia el patio central, como al exterior o a unos diminutos patios que permiten iluminar los pisos bajos. Su espacio interior es mínimo.
La Medersa era una escuela de alto prestigio al estilo universitario, donde se enseñaba teología, derecho coránico, lengua y literatura árabes, astronomía y matemáticas.
Dice Juan Goytisolo, que reside en Marrakech, que la Medersa es el monumento más importante de Marrakech después de la Koutoubía, El escritor suele sentarse en el patio de la Medersa para leer y disfrutarse del silencio y de la tranquilidad.
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